Hay algo mágico en preparar focaccia casera: ese momento en el que la masa empieza a transformarse, los aromas del ajo y el parmesano llenan la cocina y sabes que estás creando algo especial. Esta receta lo tiene todo: una costra crujiente y dorada que huele a gloria, un interior suave y esponjoso que absorbe el mejor aceite de oliva, y el toque inconfundible del parmesano que eleva cada bocado. Con la ayuda del robot amasador KitchenAid, preparar esta maravilla será fácil y sin complicaciones.

Lo mejor de esta focaccia es su versatilidad. ¿Quieres algo rápido pero especial para la cena? Sirve un trozo aún tibio con una ensalada fresca o tu queso favorito. ¿Recibes invitados? Córtala en pequeños cuadraditos o tiras y tendrás el aperitivo perfecto: sencillo, delicioso y listo para compartir. Y si buscas un pan con personalidad para acompañar tus platos principales, no encontrarás mejor opción. Desde guisos hasta tablas de embutidos, esta focaccia eleva cualquier comida.



Además de deliciosa, hacer focaccia es una experiencia en sí misma. Desde el momento en que preparas la masa, hasta cuando sale del horno con esa mezcla de aromas a ajo, parmesano y aceite de oliva que llena tu cocina, es un recordatorio de lo reconfortante que es cocinar en casa. Una receta tan fácil como irresistible, que te hará sentir como en una auténtica trattoria italiana.

¿Listo para ponerte manos a la masa? Te aseguro que esta focaccia será un éxito en cualquier ocasión, ¡y puede que hasta desaparezca antes de que se enfríe!

Nota: Verás que te propongo dos acabados distintos, con el ajo triturado, o con el ajo visible y laminado. ¡De ambas formas el toque de ajo hará de esta focaccia una receta de lo más especial!

 

Versión de la focaccia con el ajo triturado mezclado con el aceite y parmesano (en el proceso más abajo, la opción de acabado 1)

 

Ingredientes

  • 500 ml agua templada (tendiendo a cálida, pero nunca muy caliente ni fría)
  • 2 cdta levadura seca instantánea (o 20 g de levadura fresca) 
  • 1 cda azúcar
  • 3 cdas aceite de oliva
  • 550 g harina común
  • 1 cda sal
  • 2 dientes de ajo rallados
  • 2 cdas generosas de queso parmesano rallado
  • Sal en cristales tipo Maldon
  • Romero (opcional)

Preparación

  1. En un vaso, mezcla dos dedos de agua con la levadura hasta disolver. Deja un par de minutos para que se empiece a activar.
  2. En el bol del robot KitchenAid, añade el agua templada, la levadura disuelta en agua, la cucharada de azúcar, 1 cucharada de aceite de oliva y la harina en el bol de la batidora amasadora con el gancho amasador acoplado. Mezcla todo a velocidad 2 hasta que se forme una masa húmeda y pegajosa.
  3. Cuando esté todo integrado, añade la sal, y sigue amasando.
  4. Una vez esté todo integrado, deberás ir intercalando amasados de 2 minutos a potencia más alta (velocidad 4-6), con reposos de 10 minutos, hasta tener una masa más lisa y menos pegajosa (a pesar de ello, en este caso no pretendemos conseguir una masa lisa como la de un pan bien trabajado, solamente pretendemos desarrollar algo el gluten y que deje de estar tan pegajosa*).
  5. Tras varios amasados, cubre el bol con un paño y deja reposar durante 15 minutos en un lugar cálido.
  6. Humedécete las manos y haz 4 pliegues, girando el bol 90 ° entre cada pliegue. Cubre el bol con un paño y deja que la masa repose durante unos 10 minutos. Repite este paso 3 veces más.
  7. Deja la masa en un bol engrasado y pinta la masa con aceite. Tapa el bol con film  transparente y deja reposar al menos 1 hora y media, hasta que se duplique su tamaño y se formen burbujas de aire en la superficie.
  8. Pincela un molde para hornear con aceite (nosotros usaremos en este caso un molde Naturals Nordic Ware). Añade la masa, extendiéndola suavemente hacia las esquinas y extremos del molde. Déjala reposar otros 30 minutos.
  9. Precalienta el horno a 220 ºC.
  10. Utiliza los dedos para crear hoyuelos en la masa, los típicos de la focaccia, repartidos por toda la superficie.

*En el vídeo verás una masa bastante pegajosa, pero personalmente prefiero trabajarla más habitualmente y desarrollar más el gluten. Resulta más manipulable y queda más densa y esponjosa. Dicho esto, la versión del vídeo es una versión rápida, que se centra más en jugar con los pliegues y reposos, ideal si no quieres invertir mucho tiempo en amasar.

Acabado:

1) Para una focaccia con el ajo triturado: En un bol aparte, mezcla el aceite de oliva restante, el ajo y el parmesano. Vierte  ese aceite sobre la parte superior de la masa. Si quieres incluir romero, añádelo también por la superficie.
2) Para una focaccia con ajo laminado por encima: Lamina el ajo en lascas finas, y espárcelas por toda la superficie de la focaccia. En un bol, mezcla el aceite y el parmesano, y viértelo también por la parte superior de la masa. Si quieres incluir romero, añádelo también por la superficie.

Horneado:

  1. Hornea durante 30 minutos a 210 ºC*. Saca la focaccia del horno y déjalo reposar sobre una rejilla hasta perder el calor más intenso.
  2. Esparce sal en cristales (tipo sal Maldon) por la superficie.
  3. Sírvela aún caliente o templada. ¡Verás qué delicia!

Versión de la focaccia con el ajo laminado y con romero (opción de acabado 2): 

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