Empanadillas de crema pastelera

¡Sí, has leído bien! Crema pastelera y empanadillas juntas en una misma elaboración. Un bocado divino y difícilmente superables. Sobre todo si son caseras. Que se pueden preparar con obleas del supermercado, una solución pasable para un momento de apuro. Pero incomparables con unas empanadillas de masa casera. Con su manteca, un poquito de vino dulce y mucho mimo.

Esta es una receta que preparaba mi abuela. Bueno, no sé si su masa para empanadillas es exactamente igual. Pero el caso es que hacía unas empanadillas de crema exquisitas que nos quitaban el sentido a toda la familia. Vivía a una manzana de la casa de mis padres y cuando las preparaba nos llamaba para que fuéramos a recoger una bandeja. Una vez en casa las empanadillas de crema duraban un telediario. Lo mismo que han durado en la mía y lo harán en la tuya si las preparas.

Molde para emanadillas y Cocotte de hierro Every Le Creuset

Ingredientes

Para la masa:

• 110 g de vino blanco dulce (también agua o leche)
• 110 g de manteca de cerdo derretida (también aceite de oliva)
• 350 g de harina de trigo
• 40 g de azúcar

• 500 ml de leche
• 3 yemas de huevo
• 85 g de azúcar
• 50 g de harina de maíz refinada (maizena)
• 1/2 limón
• 1 rama de canela

• Aceite vegetal en abundancia para freír
• Azúcar glacé para espolvorear

Te saldrán de 25 a 30 empanadillas.

Cocotte de hierro Every Le Creuset y Molde para emanadillas

Preparación

1. Para la crema pastelera colocamos la leche y la rama de canela en un cazo.
2. Con un cuchillo muy afilado pelamos el medio limón con mucho cuidado y muy finamente, solo queremos la parte amarilla de la piel, y la añadimos a la leche (un cuchillo curvado es ideal para ello).
3. Colocamos la leche al fuego y calentamos a fuego suave durante un par de minutos sin que llegue a hervir.
4. Separa las claras de las yemas. En un recipiente hondo mezclamos las yemas de huevo con el azúcar y la harina fina de maíz. Cuando la leche esté caliente retiramos la rama de canela y la piel de limón, vertemos la mitad sobre la mezcla anterior y removemos con unas varillas hasta incorporar.
5. Vertemos en el cacito y llevamos de nuevo al fuego.
6. Calentamos a fuego suave durante unos cinco minutos, sin parar de remover con unas varillas suavemente.
7. Cuando la crema espese la vertemos en un cuenco y cubrimos con papel film, tocando la superficie para que no se forme costra. Una vez atemperada la pasamos a la nevera donde la dejamos enfriar completamente antes de usar.
8. Para hacer la masa de las empanadillas ponemos el vino dulce y la manteca derretida en un recipiente hondo y añadimos el azúcar. Batimos con unas varillas hasta que esta última se haya disuelto.
9. Agregamos la harina, poco a poco, y mezclamos bien hasta homogeneizar. Debemos obtener una masa blandita que no se pegue a las manos. Si se pega mucho, añadimos algo más de harina.
10. Envolvemos en papel film y dejamos reposar en la nevera durante una hora, como mínimo.
11. Para montar la empanadilla, tomamos porciones de masa y las estiramos con ayuda de un rodillo. Cuanto más finas queden, mejor. Pero cuidado con pasarse.
12. Cortamos la masa con la parte inferior de un molde para hacer empanadillas (mejor usa uno de los pequeños). Colocamos el disco cortado en la superficie, rellenamos con una cucharadita de crema pastelera, pincelamos los bordes con un poco de agua y cerramos con ayuda del molde.
13. Repetimos la operación cuantas veces sea necesario hasta terminar la masa y/o la crema pastelera.
14. Calentamos abundante aceite en una olla profunda (yo he usado la cocotte Every, que es perfecta para esta tarea) y freímos las empanadillas de dos en dos a temperatura elevada.
15. Retiramos cuando estén doradas y dejamos escurrir el exceso de aceite sobre una fuente cubierta con papel absorbente.
16. En el momento de servir espolvoreamos con azúcar glasé. Están deliciosas calientes o frías, pero siempre en el día de elaboración.