Uno de los moldes tipo bundt más clásicos es el molde Angel Bundt de Nordic Ware. Es un molde que gusta mucho porque, al ser un molde redondo, liso y alto, da mucho juego y permite multitud de recetas y combinaciones.
Pero la receta clásica para este tipo de molde es la tarta que lleva su mismo nombre, el Angel Food Cake, y ésa es la deliciosa propuesta que hoy nos trae Miriam, autora de El Invitado de Invierno. Encontrarás en esta tarta un aspecto ligero y esponjoso, blanco interior y suave sabor, y entenderás porque la llaman así!
El angel food cake es uno de los dulces con nombre más cursi que conozco: bizcocho de comida de ángeles. Pero vamos a perdonárselo porque está mortal.
Este bizcocho se elabora solo con claras como agente leudante; se prepara con un merengue que es lo que le hace subir en el horno. Lleva pocos ingredientes pues el merengue se mezcla con harina y algún saborizante nada más. El resultado es un bizcocho extremadamente esponjoso y suave.
Aparentemente nacido en los Estados Unidos, el angel food cake se prepara tradicionalmente en un característico molde troncocónico desmontable que además tiene un agujero en el centro para facilitar la cocción. El molde no se engrasa antes de verter la masa según dicen los sabios para que ésta no se escurra y pueda subir todo lo posible. Por ello una vez frío hay que separarlo del molde con algún cuchillo o espátula, lo que le da un característico aspecto desconchado.
Como es muy habitual en los Estados Unidos este bizcocho se sirve con diversos acompañamientos, como fruta fresca, compotas, nata montada, yogur o incluso se cubre con multitud de glaseados, aunque aquí he optado por lo más fácil, que es espolvorearlo con azúcar glas. Porque seamos sinceros, así disimulamos esa superficie un pelín cochambrosa.
Ingredientes
- 360 ml de claras (alrededor de 12 huevos)
- 1 cdta. de cremor tártaro (facultativo)
- ½ cdta. de sal
- 1 cda. de zumo de limón
- 125 g de harina de repostería
- 300 g de azúcar blanquilla
- 2 cdtas. de extracto de vainilla
Elaboración
Tendremos las claras a temperatura ambiente; las claras templadas esponjan más que las claras frías.
Tamizamos la harina junto con la mitad del azúcar, 150 g. Si nuestro tamiz tiene los agujeros demasiado pequeños lo podemos hacer en un colador. Reservamos.
Empezamos a montar las claras a velocidad alta y cuando ya estén espumosas agregamos el cremor tártaro, el zumo de limón y la sal, sin dejar de batir. El cremor tártaro sirve para estabilizar las claras, pero no es imprescindible.
Cuando las claras ya estén muy montadas y empiecen a formar picos iremos añadiendo el azúcar restante de cucharada en cucharada, sin apresurarnos y sin dejar de batir. Una vez incorporado todo el azúcar seguimos batiendo hasta que, al tomar una pequeña porción de merengue y frotarla entre los dedos, no se aprecie el granillo del azúcar. Entonces estará listo el merengue.
Agregamos la mezcla tamizada de harina y azúcar en cuatro veces, mezclando cada vez con movimientos envolventes. Cuando esté incorporada toda la mezcla la vertemos en el molde y nivelamos la superficie con una espátula o una cuchara.
Cocemos el bizcocho en el horno previamente calentado a 180° (sin aire), en un nivel bajo, entre 40 y 45 minutos. Probamos si está hecho con una brocheta y lo sacamos del horno.
Este bizcocho tiene la particularidad de que se deja enfriar ya invertido, para lo cual el molde tiene esas patitas que se ven en la foto. Lo invertimos nada más sacarlo del horno y lo dejamos enfriar por completo.
Una vez frío tendremos que pasar un cuchillo o una espátula entre el bizcocho y el molde para poder despegarlo. Lo invertimos sobre una fuente o un stand, lo adornamos a nuestro gusto y lo servimos. Buen provecho.
Comentarios
Javier dijo:
¿Sabes si se puede hacer con maicena o harina de arroz para que sea apto para celíacos?
Javier dijo:
¿Sabes si se puede hacer con maicena o harina de arroz para que sea apto para celíacos?
eva hernandez dijo:
me gusta el molde cuanto vale es muy chulo