Rosa, autora de Pemberley Cup&Cakes, nos trae la receta de madeleines, esas magdalenas tan francesas que hacen que empieces el día con una sonrisa! Nos propone hacerlas con un toque de té, para hacerlas aún más aromáticas, aunque aceptan alternativas (Rosa te da algunas ideas más para adaptarlas a tu gusto).

Cómo va apeteciendo encender el horno ya ¿verdad? Estaréis de acuerdo conmigo en que nunca viene mal poder convertir un momento cualquiera en un ratito especial sin complicarnos mucho la vida. Y una de mis formas favoritas es echar mano de un buen dulce casero, sencillo pero hecho con todo el mimo. Porque eso se nota.

Así que esta vez os he preparado unas deliciosas y delicadas madeleines, que se hacen casi solas, pero que las disfrutaréis deleitados como si se tratara del postre más elaborado. Estas preciosidades son, como su nombre nos sugiere, parientes directos de nuestras magdalenas, aunque de origen francés y con su característica forma de concha. La diferencia más destacable quizás sea que, a diferencia de las magdalenas, es habitual elaborar las madeleines con mantequilla.

Esta variación, sin embargo, no pasa inadvertida en el exquisito matiz de sabor que les aporta, y aun así he querido hacerlas aún más especiales. Para mayor deleite les he regalado un toque de té Earl Grey, que es, con diferencia, uno de los tipos de té que más me ha gustado desde que tengo uso de razón. En esta ocasión en concreto he utilizado la variedad Anastasia de Kusmi Tea, una mezcla exquisita de té negro, aromatizada con bergamota, limón y flor de naranja. ¿Podéis ir imaginando ya el resultado?

A este té en particular, además, le acompaña una historia fascinante y si hay algo a lo que difícilmente puedo resistirme es a una buena historia detrás de una buena receta. Tal y como adelanta su nombre, su creación estuvo inspirada en la vida de la Gran Duquesa Anastasia, la cuarta hija del Zar Nicolás II de Rusia, último zar de la dinastía Romanov y, a su vez, último zar de la historia hace ya casi 100 años. No en vano el Kusmi Tea se convirtió en poco tiempo en el té oficial del Zar durante su época dorada. La buena noticia es que a día de hoy podemos seguir disfrutándolo cómodamente en nuestros hogares sin perder ni un ápice de su esplendor. Y por qué no, bien acompañado de un par de estas madeleines (o tres). Inmejorable panorama me parece a mí...

Molde antiadherente para conchas Le Creuset, taza de porcelana Tokyo Design Studio, cucharas medidoras Kitchen Craft y azucarera y lechera Chemex.

INGREDIENTES (para 12 madeleines)

Todos los ingredientes han de estar a temperatura ambiente, salvo que se indique lo contrario

  • 70gr de mantequilla sin sal
  • 10gr (2 cucharadas) de té Earl Grey (en hojas sueltas) *
  • 90gr de harina de trigo de uso común
  • ½ cucharadita de levadura repostera
  • ⅛ cucharadita de sal
  • 60gr de azúcar blanco
  • Ralladura de ½ limón mediano (sólo la piel amarilla, evitando siempre la membrana blanca, pues amarga)
  • 1 huevo (L)
  • 1 yema de huevo (L)
  • 20gr (1 cucharada) de miel suave
  • 1 cucharadita de extracto puro de vainilla
  • Azúcar glas, para espolvorear (opcional)

(1 cucharadita = 5ml / 1 cucharada = 15ml)

*Te propongo dar un toque a la receta de este té, pero en Notas verás alternativas igual de deliciosas.

Elaboración

  1. Empezamos aromatizando la mantequilla con el té, para lo que la derretimos en un cazo a fuego muy suave. Una vez derretida por completo, dejamos 1-2 minutos más y retiramos del fuego (cuidado de no dejarla demasiado tiempo o se acabará quemando en cuestión de segundos) y añadimos las hojas de té. Dejamos infusionar unos 15 minutos.
  2. Pasado este tiempo, la pasamos por un colador de malla fina para descartar las hojas de té y dejamos que se vaya filtrando hasta su uso. Es incluso más que recomendable colocar una malla para exprimir o un filtro de café y eliminar así hasta los restos más minúsculos.
  3. En un cuenco amplio aparte tamizamos la harina, la levadura repostera y la sal. Reservamos.
  4. En otro cuenco amplio combinamos el azúcar y la ralladura de limón y friccionamos ambos con la yema de los dedos para que el azúcar se impregne bien de los aceites y aroma de la fruta.
  5. Al azúcar aromatizado añadimos ahora el huevo y la yema y batimos con las varillas durante unos 4-5 minutos (algo menos si utilizamos varillas eléctricas) hasta que tripliquen o cuadrupliquen su tamaño inicial y adquieran una consistencia esponjosa y un color visiblemente más pálido.
  6. Añadimos entonces la miel y el extracto de vainilla y batimos un poco más hasta que queden perfectamente combinados.
  7. A continuación, incorporamos a la mezcla anterior los ingredientes secos que teníamos reservados (punto 3) en dos tandas y mezclamos con ayuda de una espátula o cuchara de madera con suavidad y empleando movimientos envolventes justo hasta que no queden restos visibles de harina.
  8. Seguidamente, añadimos la mantequilla infusionada ya templada y aún en estado líquido, también en dos tandas, y mezclamos de nuevo suavemente con la espátula hasta incorporar por completo, pero sin excedernos en la mezcla o acabaremos con el volumen conseguido en nuestra masa.
  9. Una vez lista la mezcla, la cubrimos con film transparente, asegurándonos de que queda totalmente en contacto con la superficie de la masa para evitar que se reseque, y refrigeramos durante unas 4 horas (puede conservarse en el frigorífico hasta 2 días). De esta forma, gracias al contraste que se produce al entrar la masa fría en contacto con la alta temperatura del horno, conseguiremos más fácilmente el pequeño copete característico de las madeleines.
  10. A la hora de retomar nuestra receta, precalentamos el horno (eléctrico y sin aire) a 230ºC durante unos 20-25 minutos y colocamos la bandeja del horno en la posición central.
  11. Mientras tanto, engrasamos un molde especial para madeleines, como éste de Le Creuset con una buena capa de spray desmoldante e introducimos en el congelador.
  12. En cuanto el horno haya alcanzado la temperatura adecuada, retiramos la mezcla y el molde del frío y repartimos la masa por igual entre cada una de las cavidades del molde, procurando que no llegue al borde (no es necesario alisar la superficie, pues se nivelará en el horno). Con una cucharada (sin colmar) aprox. de masa por madeleine será suficiente. Para rellenar el molde podemos servirnos de un par de cucharas o bien una manga pastelera para mayor precisión.
  13. Reducimos la temperatura del horno a 200ºC e inmediatamente horneamos durante unos 10 minutos hasta que se haya formado el típico copete en el centro de cada concha, la superficie haya adquirido un bonito tono dorado y los bordes queden más tostaditos y crujientes.
  14. Retiramos entonces del horno y desmoldamos nuestras madeleines dando unos golpecitos suaves al canto del molde contra la superficie de trabajo. Si alguna se resistiera (aunque mucho dudo que os pase si estáis usando el molde Le Creuset), nos podemos servir de una espátula de silicona.
  15. Depositamos entonces sobre una rejilla enfriadora con el copete hacia arriba y las dejamos enfriar a temperatura ambiente.
  16. A la hora de servirlas podemos terminar por espolvorearlas con un toque de azúcar glas por encima.

No hay como disfrutar de unas buenas madeleines caseras el primer día. A partir del segundo día empezarán a resecarse, pero se pueden congelar bien envueltas en film transparente y papel de aluminio hasta 2 meses.

Tetera Le Creuset, taza de porcelana Tokyo Design Studio, azucarera y lechera Chemex, cucharas medidoras Kitchen Craft y molde antiadherente para conchas Le Creuset.

Notas

  • Si lo prefieres, también puedes utilizar la versión sin teína de este rico té: Decaffeinated Earl Grey de Kusmi Tea.
  • Si no eres muy de té pero no quieres renunciar a ese toque aromático en tus madeleines, has de saber que puedes sustituirlo por 1 cucharada de flores de lavanda secas (aptas para el consumo, claro está), de hierbas aromáticas (tomillo, salvia, romero…), o incluso una mezcla de tus especias favoritas (½ cucharadita de canela molida, una pizca de nuez moscada recién molida y una pizquita de jengibre molido, por ejemplo, que tamizaremos junto con la harina).

No puedo dejar de insistir en lo verdaderamente sencillo que es disfrutar de una receta tan exquisita como estas madeleines (casi cuesta más explicarla que prepararla, pero ya sabéis lo que me gusta describir cada paso al detalle), así que no tardéis en comprobarlo. Bon appétit!

Molde antiadherente para conchas Le Creuset, taza de porcelana Tokyo Design Studio, cucharas medidoras Kitchen Craft, azucarera y lechera Chemex y rejilla enfriadora redonda Birkmann.

Comentarios

Claudia dijo:

Hola Anna,
Muchísimas gracias!! Sí, la verdad es que los moldes de Le Creuset son magníficos, verdad? Muchas gracias por tu mensaje tan positivo!! :) Saludos, C.

Anna Badia dijo:

Los moldes son fantásticos!!!! Y las madalens, las recetas geniales!!!

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