A la mayoría nos atraen las recetas al horno, fáciles de preparar y resultonas. Miriam, autora de El Invitado de Invierno, nos trae hoy una que gustará sin duda a todos. Super-sabrosa y con complicación mínima, no podéis dejar de verla.
Soy gran forofa del pollo casi de cualquier manera, es una carne que lo mismo vale para un roto que para un descosido, ¿verdad? Y me gustan especialmente las recetas de pollo como ésta, sencillísimas y que se preparan en el horno, porque lo echas todo en una fuente y te olvidas casi por completo hasta que el pollo está listo. Si te planificas bien para que el asado termine justo a la hora de comer tienes un platazo estupendo con un mínimo esfuerzo.
Os recomiendo que compréis un buen pollo de corral, que no solo tienen más sabor sino que son más grasos que los de crianza más industrial. Veréis que esta receta no lleva nada de grasa añadida, pero si el pollo es de calidad no la echaréis de menos, porque toda la grasa que libera el pollo a lo largo de un asado tan prolongado pasa a la salsa y el resultado es de toma pan y moja, nunca mejor dicho, en la salsa.
Y otro consejo: cuidado con el vino que usáis porque dados los pocos ingredientes que lleva esta sencilla receta contribuye grandemente al sabor. No hace falta que el vino sea muy bueno, pero hay vinos blancos muy decentes por un módico precio. Con esto quiero decir que no pongáis vino de Tetra Brik, no escatimemos tanto, porque se nota en el resultado final.
Ingredientes
1 ¼ kg de pollo en trozos (o contramuslos, muslitos, etc.)
400 ml de vino blanco
1 buen chorretón de vinagre (yo he usado vinagre de Jerez)
Sal
Hierbas al gusto para espolvorear (a mí me gusta poner tomillo y romero)
Elaboración
Este pollo me gusta hacerlo a baja temperatura. Ponemos todos los trozos de pollo, bien limpios y salados, en una fuente de horno amplia (yo he usado la bandeja antiadherente para horno de Le Creuset). Espolvoreamos las hierbas a nuestro gusto. Regamos el pollo con el vino blanco, echamos el chorretón de vinagre y agregamos algo más de sal al fondo de la fuente.
Tapamos la fuente con papel de aluminio y metemos el pollo en el horno calentado a 130° (con aire) / 150° (sin aire) durante dos horas y media. Sí, parece mucho tiempo y lo es, pero de esta manera el pollo se hace a fuego lento y queda tiernísimo.
Al cabo de ese tiempo quitamos el papel de aluminio y subimos la temperatura del horno a 170° (con aire) / 190° (sin aire) para que el pollo se dore y la piel quede crujiente. Asamos en total otra hora, dándoles la vuelta a las piezas a la mitad de ese tiempo para que se haga por igual.
Cuando el pollo esté bien doradito lo sacamos del horno y lo volvemos a tapar con el papel de aluminio; lo dejamos reposar unos 10 minutos antes de servir, dicen los sabios que esto sirve para que las capas externas de la carne se vuelvan a hidratar después de resecarse por el calor del horno. Buen provecho.
Comentarios
rosa gil dijo:
Seguro que lo pruebo mmmmm un trocete de pan mojaba yo ahora en esa salsa
Rosa dijo:
Me encanta la receta! A fuego lento, mmmm seguro que se deshace en la boca. Yo también soy muy fan del pollo y de las recetas facilitas como esta, la haré seguro. Gracias
Maite dijo:
hasta aquí me llega el olor de lo bueno que debe estar. Le voy a poner un vino rico verdejo que tengo y mi cocotte de le creuset y exito total seguro. Gracias