Aunque hay infinidad de recetas de cremas variadas, con unos resultados de lo más ricos, os aseguro que el sabor de esta crema de vainilla con frutos rojos es tan suave y delicado que os va a cautivar. Una sola cucharadita de estos vasitos basta para rendirse totalmente a ella y convertirla en LA CREMA DE VAINILLA, con mayúsculas, por excelencia.
Esta delicia es una crema inglesa con todo el aroma, sabor y elegancia de la vainilla. Además, se prepara muy fácilmente, pero para que sea merecedora de semejante exaltación, hay que tener en cuenta unos requisitos previos. Un pequeño peaje a pagar comparado con el gran resultado obtenido. Nada que no se pueda hacer en casa, con un poco de paciencia y previsión.
Consideraciones a tener en cuenta
- Puede parecer una obviedad, pero vale la pena remarcar que, en recetas como esta, con pocos ingredientes, es muy importante que sean de la mejor calidad. En el caso de los huevos y la vainilla, lo más frescos que sea posible. Y, por descontado, una buena nata.
- Usaremos vainas de vainilla frescas y aromáticas y las dejaremos macerar en la nata todo el día anterior. Sabemos que una vaina es fresca si es flexible (incluso podemos enrollarla en el dedo fácilmente) y su aspecto es brillante. Para sacar todo el aroma, las abriremos de arriba a abajo con un cuchillo de punta muy fina y rasparemos su interior para sacar las semillas (hay que hacer un corte longitudinal, sin llegar a cortar por completo). Pondremos semillas y vainas con la nata en un bote hermético y lo dejaremos en la nevera, para que las partículas de materia grasa de la nata absorban y fijen los aromas de la vainilla.
- De los huevos únicamente vamos a emplear las yemas, que tendremos que blanquear con el azúcar. Para ello hay que batir durante varios minutos ambos ingredientes, hasta que la mezcla haya espumado y doblado su volumen. Este paso es muy importante para que la crema acabe teniendo una mejor textura, mucho más homogénea, lisa y sin grumos.
- Es necesario controlar bien la temperatura. Al tratarse de una crema inglesa, tiene una textura muy suave y ligera, con menos cuerpo que la crema pastelera. Hay que calentarla, sin dejar de remover para que no pegue en el fondo ni haga grumos, con una lengua o una espátula, hasta que la crema empiece a espesar y nape la espátula (ver "Notas"). En todo caso no debe sobrepasar los 85 °C, ya que de ser así, espesaría demasiado.
- Una vez tengamos lista la crema, hay que dejarla enfriar a temperatura ambiente en un recipiente o una bandeja. Cuando la pasemos a ese recipiente, la colaremos con un colador de malla fina para eliminar cualquier posible resto o grumo que hubiera podido quedar, y la taparemos a piel (en contacto con la crema) con papel film, para evitar que se haga una capa.
Esta crema se podría comer sola perfectamente, sin apenas darte cuenta. Pero te propongo que la acompañes con los frutos rojos que más te gusten. Presentada en copas, en ramequines o en unas mini cocottes, y coronada por unas cuantas frambuesas o unas fresitas silvestres, tendrás un postre excepcional.
Verás que la receta es muy fácil de hacer y, con los tips indicados, el resultado es de lujo. ¡Vamos con ella!
Ingredientes (4 raciones)
- 330 g nata líquida (35% de materia grasa)
- 2 vainas de vainilla
- 110 g de yema de huevo (unas 5 o 6 yemas, según sea el huevo)
- 55 g de azúcar
- Frambuesas, fresas silvestres o unos fresones troceados
- Sirope o coulis de fresa para decorar (opcional)
Preparación
- El día anterior corta longitudinalmente las vainas de vainilla y raspa las semillas. Pon vainas y semillas con la nata en un recipiente hermético y deja que macere en la nevera.
- Pon a calentar en un cazo, a fuego bajo, la nata macerada con las semillas y las vainas de vainilla. Deja las vainas junto con la nata mientras se calienta.
- Pon en un bol las yemas con el azúcar y blanquéalas durante unos minutos, hasta que doblen volumen. Puedes hacerlo batiendo en la KitchenAid con el accesorio globo, o a mano con un batidor de varillas.
- Cuando la nata empiece a hervir y suba, retira el cazo del fuego y vierte más o menos la mitad del contenido sobre las yemas blanqueadas sin dejar de remover. Remueve con suavidad hasta que se haya mezclado bien.
- Ahora vierte la mezcla de nata, yemas y azúcar en el cazo con el resto de la nata y llévalo nuevamente al fuego. Caliéntalo a potencia baja y sin dejar de remover.
- Cuando veas que la crema napa la espátula o compruebes con un termómetro de cocina que ha alcanzado los 85 °C, retira el cazo del fuego.
- Cuela la crema con un colador de malla fina sobre un recipiente, tápala a piel con papel film y déjala enfriar a temperatura ambiente. Lava las vainas de vainilla y déjalas secar (en NOTAS te explico cómo puedes reutilizarlas).
- Cuando la crema haya atemperado, retira el film y escúrrelo con los dedos, para no perder la crema que haya podido quedar pegada. Guarda la crema en la nevera hasta la hora de servirla, para que enfríe y coja un poco de cuerpo en un bote con cierre hermético.
- Bate ligeramente la crema al sacarla de la nevera y repártela en ramequines o en copas, llenándolas hasta la mitad. Agrega unas frambuesas o los frutos rojos elegidos, un poco de coulis o sirope y cúbrelo con crema, sin llegar a llenar la copa. Pon unas frambuesas o frutos rojos por encima y decora con un poco de sirope o coulis de fresa. Sirve y disfruta.
Notas
- Para comprobar que la crema tiene el punto de espesor que buscamos, ha de napar la espátula. Para comprobarlo, tan solo hay que pasar un dedo por la espátula cubierta de crema y si los bordes se ven claramente separados, estará lista.
- Para blanquear las yemas con el azúcar podemos usar un batidor de varillas eléctrico, un robot o bien batirlas a mano con un batidor de varillas manual. Os animo a hacerlo de esta manera al menos una vez, porque es muy curioso ver como va cambiando la consistencia de la mezcla durante el proceso.
- Además de como postre por sí sola o con frutos rojos como en la receta, esta crema de vainilla es excepcional para acompañar cualquier preparación de chocolate. Prueba con un coulant, con el lava cake que tenemos en el blog, servida con un trozo de brownie, con unas trufas o con unas exquisitas torrijas. La combinación de sabores es deliciosa.
- Puedes usarla como base para otras preparaciones, como helados o mousses. Y, ¡como no!, es la crema perfecta para preparar un postre de lo más francés, la isla flotante.
- Una vez limpias y secas, pon las vainas de vainilla dentro del bote del azúcar que uses habitualmente. Obtendrás fácilmente un azúcar avainillado casero delicioso.
- Las claras que no se usan en esta receta se pueden congelar para cuando quieras utilizarlas. Déjalas dentro de un bote en el congelador para cuando quieras hacer merengues o puedes añadirlas a tus tortillas.
Commentaires
Claudia:
Encantada de que te guste, Dolores! A copiarla se ha dicho :) Saludos!
DOLORES:
Qué pintas te la copio.