Si nunca has probado la remolacha en crema, esta receta te va a enamorar. Asarla en el horno hace que su sabor dulce y terroso se intensifique, y cuando la mezclamos con la cremosidad de la leche de coco y el toque especiado del jengibre, el resultado es simplemente espectacular. Esta crema de remolacha asada es una crema reconfortante, con un equilibrio perfecto entre dulzura, frescura y ese puntito picante que la hace especial.

Lo mejor es que, además de estar deliciosa, es muy fácil de preparar. Puedes servirla caliente en los meses fríos o tomarla templada en los días más cálidos. Y si quieres darle un extra de frescura, un chorrito de lima al final realza todos los sabores (aunque a mi, servidita con un chorrito de yogur o mozzarella es como más me gusta). ¡Pruébala y verás cómo se convierte en una de tus cremas favoritas!

¿Conoces las propiedades de la remolacha?

Además de su sabor y su precioso color, la remolacha es una gran aliada en la cocina por su alto contenido en antioxidantes y vitaminas. Es rica en betalaínas, pigmentos naturales con propiedades antiinflamatorias, y en ácido fólico, esencial para la regeneración celular. También ayuda a mejorar la circulación y a mantener la presión arterial a raya gracias a su aporte de nitratos naturales.

En definitiva, un ingrediente lleno de beneficios que, además, da un toque especial y diferente a cualquier plato. ¿Te animas a probar esta crema?

Debo decir que, si lo que buscas es un aliado contra la inflamación, esta receta que junta la remolacha con el jengibre es algo muy a tener en cuenta.

Cómo preparar esta receta

Es curioso como el punto clave de esta receta no es en este caso el fuego, ¡Sino el horno! Las verduras asadas siempre realzan su sabor, intensifican sus matices... ¡Y acaban convirtiendo una sopa en una crema espectacular!

Gracias a la cocción en el horno de los ingredientes, que quieren bien cocinados allí, el paso por la olla es un convencionalismo final para amalgamar y concentrar sabores. Hoy lo hacemos en la Olla Function WMF, que aparte de permitirte manipularla sin miedo porque es una olla de asas frías, verás que hace un reparto del calor suuuper rápido y tendrás todo el caldo y crema caliente en un abrir y cerrar de ojos.

Ingredientes

  • 2 remolachas crudas
  • 1 cucharada de aceite de oliva
  • 1 cebolla roja
  • 2 dientes de ajo
  • 20 g de jengibre
  • 125 ml de caldo de verduras
  • 250 ml de leche de coco
  • 2 cdta de comino en polvo
  • cdta de semillas de cilantro
  • 2 cdas de vinagre de vino blanco
  • 1 ramita de cilantro fresco
  • 1 lima
  • Sal y pimienta al gusto

Preparación

  1. Precalienta el horno a 220 °C.
  2. Lava bien las remolachas y, sin pelarlas, córtalas en trozos grandes.
  3. Pica la cebolla y el ajo finamente, ralla el jengibre y muele las semillas de cilantro.
  4. Coloca las remolachas en una bandeja de horno junto con la cebolla, el ajo, el comino, el cilantro y el jengibre. Aplica el aceite de oliva por encima y remueve todo para que queden todos ingredientes impregnados con él.
  5. Hornea durante aproximadamente 1 hora u hora y media, hasta que veas que la remolacha está asada y tierna, removiendo de vez en cuando.
  6. Una vez que las remolachas estén tiernas, pásalas a una olla como la Function 4 de WMF, junto con todas las especias y el resto de los ingredientes: la leche de coco, el caldo de verduras y el vinagre de vino blanco. Cocina a fuego lento durante 20 minutos (los vegetales ya se han cocinado en el horno, por eso no hace falta ahora un largo tiempo de cocción... solo queremos fusionar sabores y concentrar los líquidos).
  7. Tritura la sopa con una batidora de mano o ponlo todo en la batidora de vaso Master Line WMF y tritura hasta obtener una textura suave.
  8. Ajusta la sal y la pimienta al gusto.
  9. Sirve la sopa caliente en boles y decora con un chorrito de zumo de lima, y unas hojas de cilantro fresco, un poco de yogur (o crema de coco para versión vegana), pipas de calabaza o incluso un toque de chile en escamas.

 

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