¿Te apuntas a una cena de pisto con huevo con el toque especiado perfecto? Sí, aquí está la gracia de esta receta de Yotam Ottolenghi que Miriam (autora de El Invitado de Invierno) nos trae hoy. ¡Un vicio! Ve a por pan...

La palabra shakshuka suena tan exótica… y más si sabemos que la receta procede del conocido y cool cocinero Yotam Ottolenghi, de origen israelí, pero afincado en el Reino Unido, de su libro El Gourmet Vegetariano.

Voy a proceder a quitarle todo el glamour a esta shakshuka: se trata de unos huevos al plato, con una cama de sofrito de verduras que recuerda sospechosamente a un pisto manchego o un tabernero almeriense. Soy malvada, pero no es culpa mía, me dibujaron así.

Eso sí, lo que lo diferencia de preparaciones más familiares es el especiado. Además, como comenta el mismo Ottolenghi en su libro, se trata de un plato norteafricano y del Levante mediterráneo que tiene multitud de variantes, muchas más exóticas que la que traemos aquí.

Esta shakshuka tiene la ventaja de que el sofrito de verduras se puede hacer en buena cantidad y con antelación para animar cualquier cena o comida rápida: no hay más que cascar uno o dos huevos en una sartencilla o cazuela forrada con el sofrito y cuajarlos para ser razonablemente feliz con un plato muy equilibrado e imaginarnos que estamos en el casco viejo de Jerusalén. Venga.

Sartén de hierro fundido Skeppshult, aceitera de cristal Luigi Bormioli, vasos de cristal Mediterránea y jarra de cristal Mediterránea.

Ingredientes (para 4 personas)

  • 100ml de aceite de oliva
  • 2 cebollas grandes
  • 2 pimientos rojos italianos
  • 2 pimientos verdes italianos
  • 6 tomates grandes y carnosos
  • ½ cdta. de comino en grano
  • 2 hojas de laurel
  • 1 cda. de azúcar
  • Sal al gusto
  • Tomillo al gusto
  • Un buen espolvoreo de cayena molida
  • Un buen pellizco de hebras de azafrán
  • Agua (si hace falta)
  • 4 huevos grandes

Elaboración

  1. Cortamos las cebollas al gusto y las sofreímos a fuego bajo en una sartén amplia con el aceite, hasta que estén transparentes (en el original las cebollas no están más que salteadas, pero no me gustan duras).
  2. Cortamos los pimientos en tiras y los sofreímos cuando la cebolla esté a nuestro gusto, hasta que se ablanden.
  3. Ponemos el comino para que se vaya tostando.
  4. En un cazo con agua hirviendo escaldamos los tomates 1 minuto para quitarles la piel cómodamente. Los pelamos y cortamos en trozos, quitándoles las semillas.
  5. Añadimos los tomates a la sartén junto con la cayena, el azúcar, el laurel y el azafrán, y seguimos sofriendo hasta que se ablanden y vaya espesando el conjunto en forma de salsa. Si la mezcla se seca en exceso, añadiremos un poco de agua.
  6. Cuando el sofrito esté listo, lo dividimos en cazuelas o sartenes pequeñas que puedan ponerse al fuego. En cada una de ellas o de dos en dos raciones como se ve en las fotos, hacemos un hueco en el sofrito y cascamos un huevo.
  7. Salamos el huevo y calentamos la cazuela o sartén a fuego medio hasta que el conjunto esté caliente y el huevo cuajado. Si no queréis correr el riesgo de que se os cuaje la yema por completo, como me ha pasado a mí, tendréis que poner solo la clara (podéis usar un separador de huevos) y verter la yema con cuidado en el último momento.
  8. Servimos de inmediato la shakshuka, calentita y con una buena cantidad de pan para rebañar.

Sartén de hierro Skeppshult y jarra de cristal Mediterránea.

La mezcla del comino con el punto dulce y el punto picante es bastante adictiva, os lo digo yo… Probad esta shakshuka porque os gustará, y además se puede preparar por arrobas para un día lluvioso, como dicen los anglosajones.

Comentarios

Claudia dijo:

Adelante entonces, Mati!! :) Un saludo!

Claudia dijo:

Tienes razón, Iris! Corregido está ya, gracias!!

IRIS dijo:

El señor Ottolenghi es de origen israelí , no de origen Palestino!

Mati dijo:

Es cierto, la cocina mediterránea tiene muchos platos comunes, cada país con sus pequeñas diferencias. Hace mucho que no hago pisto y me habéis animado al ver esta receta. Y como me gusta mucho jugar con las especias, pues perfecto. ¡Y esto me recuerda que también tengo ganas de probar la caponata siciliana! Gracias, sois unos soles.

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