Hace unos días hablaba con Miriam, del blog El Invitado de Invierno, sobre algunos de los productos de la tienda y me comentó cómo estaba de contenta con la sartén para crêpes ya que le daba mucho uso. Al escuchar las recetas que preparaba y lo a menudo que la usaba, me transmitió una ilusión que no pude hacer otra cosa que pedirle que nos hablara de las crêpes, y nos diera unos buenos consejos para aprender a sacar el máximo partido de la sartén. ¡Te dejo con su post!

Las crêpes, las filloas, los frixuelos, las tortitas, los blinis… son fórmulas muy antiguas y presentes en una gran parte de las culturas de Europa a Asia y de África a América. Y tan añejas que no se puede decir cuál es su origen.

¿Qué hay más fácil que mezclar un líquido, como los huevos y la leche, con algún almidón, y cocer luego la masa en una sartén o plancha? Yo me imagino a los hombres primitivos haciendo tortitas en una piedra plana calentada al fuego… Ya los griegos preparaban un tipo de crêpe en sartén. Y ya se sabe, de Grecia al resto del mundo, como la democracia.

Estas tortas, planas como las crêpes o levadas como los blinis, servían para contener otros alimentos cuando no se usaban cubiertos y siguen cumpliendo esta función en muchos lugares aún. Precisamente por el suave sabor de la masa las crêpes son perfectas para combinar con todo tipo de acompañamientos, dulces o salados.

Antaño era costumbre decir que la primera crêpe o tortita siempre la tenías que tirar, porque tendía a salir mal, pegándose a la sartén con mayor facilidad que las siguientes. Pero creo que esto no se cumple si utilizamos una buena sartén crepera, con una adecuada capacidad para difundir el calor y ésta se calienta debidamente antes de echar el primer cucharón de masa. Que no está la cosa para tirar nada, hombre.

Por eso encuentro que las sartenes de hierro son un utensilio especialmente estupendo para preparar crêpes o tortitas. El espesor del hierro unido a sus excelentes características de conducción del calor, que produce una distribución muy uniforme por toda la superficie, las hace ideales para este tipo de preparaciones, especialmente en el caso de las crêpes, formadas por una capa muy fina de masa y que suelen hacerse en gran formato, por lo que nos interesa que se nos cuajen correctamente en toda la superficie. De hecho, tan así es que hay una sartén de hierro especial para crepes, con los laterales más bajos, y que es de hecho la que yo uso.

Para hacer unas crêpes o tortitas levadas perfectas, por tanto, no nos hacen falta más que una buena sartén de hierro y un poco de mimo. Lo fundamental es darle suficiente tiempo a la sartén para que se caliente perfectamente y engrasarla ligeramente antes de verter la masa. En general solamente es necesario engrasar la sartén, bien con mantequilla, bien con aceite o frotando un pedazo de tocino, antes de hacer la primera crêpe, pues si la sartén es de buena calidad permanecerá suficientemente engrasada como para que no se nos agarre nada.

Como hemos comentado antes, esta masa tan suave es muy versátil porque combina prácticamente con todo. A mí me encanta usar las crêpes en recetas saladas para envolver todo tipo de sobras: de un pollo asado (añadimos una salsita y listos), de verduras, que podemos mezclar con algo de bechamel; incluso con unas sencillas lonchas de jamón cocido y queso tendremos una cena rápida y sencilla, que a los peques les encantará. Ah, y probad a coronar un poco de pisto con un huevo frito y envolverlo en una crêpe.

En cuanto a las recetas dulces, todo tipo de mermeladas, confituras y cremas dulces van perfectas.

La receta básica para hacer crêpes la encontraréis en el artículo de la tarta de crêpes y crema de limón que tenemos en el blog, un buen ejemplo de cómo usar las crêpes en elaboraciones dulces. Quiero hacer hincapié en que una vez preparada la mezcla es muy conveniente dejarla reposar por lo menos media hora, para que toda la harina se hidrate bien. Se extenderá mejor y quedará más uniforme.

Si queremos usar los utensilios perfectos, aparte de la sartén de hierro, no nos falta más que el rodillito de madera para extender bien la masa y que quede perfectamente fina, y la pala de madera para darle la vuelta sin desgarrarla. No son imprescindibles, pero van muy bien.

Aquí tenéis algunos otros suculentos ejemplos de recetas de crêpes y tortitas levadas:

Pues ya tenéis todos los mimbres para hacer unas crêpes o unas tortitas que en vuestra casa se relaman hasta el codo. Adelante, que vosotros podéis.

Receta de tortitas americanas clásicas y de chocolate, de El Invitado de Invierno

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