¿Qué más apetecible que disfrutar de los frutos de temporada con una deliciosa tarta? Hoy Eva, autora de Bake-Street, nos trae una propuesta que te animará a salir a buscar los frutos silvestres y melocotones para prepararla. Por qué sí, ¡esta tarta está tan deliciosa como parece!

Llegando esta época del año podemos empezar a disfrutar de frutos de temporada como las moras y arándanos, aquellos que tengáis cerca la sierra tenéis la suerte de cogerlos directamente de la mata.
Los que vivimos rodeados de asfalto y edificios tendremos que conformarnos con comprarlos en los mercados a un precio más razonable que el resto del año.

Personalmente son mis frutos preferidos, por ese motivo en cuanto llega su temporada los consumimos en casa más que en otros meses. Son muy versátiles y podemos consumirlos desde con yogur, en ensalada, bizcochos… hasta hacer un relleno para un pastel.



Siempre me han enamorado los moldes con bordes rizados, como esté cerámico de Emile Henry, que te permite ajustar la masa a ellos y darle ese aspecto tan elegante sabiendo que no va a perder la forma por el calor durante el horneado. Otra cosa que me encanta es poder hacer un relleno con mucha altura acorde al diseño del molde, de modo que podríamos decir que fue un flechazo en toda regla.

Nada puede fascinarme más que un pastel con un gran relleno de frutas, y sin son moras y arándanos… mucho mejor. En casa adoran los melocotones, así que decidí añadir uno y un poco de queso ricotta, el contraste y combinación quedó estupenda. No esperéis encontrar un pastel dulce, en su sabor prevalecen las frutas, ligeramente dulces y ácidas. De modo que si sois más dulceros os recomiendo añadir un poco más de azúcar.

El resultado será un pastel perfecto para comenzar a primera hora de la mañana o para finalizar el día en estas tardes de verano.


INGREDIENTES


PARA LA MASA:

315 g de harina de trigo
227 g de mantequilla fría
90 g de crema de queso
45 g de agua fría
1 cucharada de azúcar granulado
1 cucharadita de sal

PARA EL RELLENO:

375 g de moras
375 g de arándanos
1 melocotón grande
3-4 cucharadas de azúcar granulado
100 g de queso ricota


PARA DECORAR:

1 huevo batido con una pizca de sal
flores

ELABORACIÓN


Preparamos la masa

- Si lo hacemos en una amasadora:

En el bol de la amasadora añadimos la harina junto con el azúcar, la sal y la mantequilla cortada en cuadrados pequeños. Mezclamos con ayuda de la pala hasta obtener una mezcla arenosa.

Incorporamos la crema de queso y el agua, volvemos a mezclar hasta obtener una masa homogénea.

Volcamos la masa a una superficie de trabajo y dividimos en dos partes, una ligeramente superior a la otra. Formamos dos discos, envolvemos en film de manera individual y guardamos en el frigorífico al menos 2 horas.

Podemos elaborarlo de un día para otro y dejar que repose en el frigorífico durante toda la noche.

- Si lo hacemos a mano:

Con ayuda de un rallador, por los agujeros más amplios, rallamos la mantequilla. Reservamos.

En un bol amplio añadimos la harina junto con el azúcar, la sal y la mantequilla rallada. Mezclamos con las palmas de las manos frotando la masa entre ellas, obtendremos una mezcla arenosa.

Incorporamos la crema de queso y el agua, mezclamos con las manos hasta obtener una masa homogénea.

Formamos los discos y guardamos en frío de la misma forma que en la descripción anterior.


Preparamos el pastel

Si hemos dejado reposar la masa toda la noche en el frigorífico deberemos atemperarla unos 30-40 minutos antes para que nos permita estirarla con facilidad. La masa debe seguir fría para manipularla, de lo contrario será muy difícil trabajar con ella.

Para estirar la masa y no tener problemas, tanto al moverla o que se nos adhiera a la superficie de trabajo, lo realizaremos entre dos láminas de papel de horno.

Comenzaremos por el disco con mayor cantidad de masa que será el que utilicemos para la base del pastel.
Colocamos entre dos papeles y estiramos con ayuda de un rodillo. Deberemos superar 3cm el diámetro del molde, no la base sino la parte superior.
Para saber si hemos alcanzado el tamaño adecuado tan solo tendremos que colocar el molde, superpuesto, sobre la masa.

Retiramos la hoja de papel superior y nos ayudamos con la otra lámina para mover la masa y colocarla sobre el molde ajustándola a la forma de este. Antes de colocar la masa espolvoreamos el molde, ligeramente, con un poco de harina.

Si habéis tardado mucho en manipular la masa es probable que al tomar temperatura no os permita separar el papel sin rasgar la masa, se quedará adherida. En ese caso introducimos el molde en el frío, con la masa y la lámina de papel, y dejamos unos minutos para que enfríe. Una vez que la masa haya enfriado podréis retirar el papel sin problemas.



Rellenamos:
Lavamos y secamos bien las moras y los arándanos, volcamos en un bol.

Pelamos y troceamos el melocotón, unimos con los otros frutos, añadimos el azúcar y mezclamos.

Volcamos la mezcla de frutas sobre el molde forrado con la masa y disponemos pequeñas cantidades de queso ricotta.



Decoramos la superficie:

Introducimos el pastel en el frigorífico mientras estiramos la masa.

Procedemos a hacerlo del mismo modo que el anterior. Colocamos el disco entre dos láminas de papel, podemos reutilizar las anteriores, y estiramos con ayuda de un rodillo. En esta ocasión lo haremos hasta dejarla con un grosor de unos 2-3 mm.

Una vez que esté estirada, retiramos la hoja de papel superior y nos disponemos a cortar. Podemos hacerlo con ayuda de cortadores en forma de hoja o flor, o bien hacerlo con ayuda de un cuchillo afilado simulando su forma. En mi caso lo hice de este último de modo.

Cuando tengamos cortadas las hojas por toda la superficie, sacamos el pastel del frío y procedemos a decorar por toda la superficie.
Con el resto de masa formaremos una bola y estiramos de nuevo. Si la masa se vuelve difícil de trabajar, introducimos en el frigorífico o el congelador para poder cortarla fácilmente de nuevo.

Una vez que esté decorada introducimos en el frigorífico alrededor de 2 horas antes de hornear, de este modo la masa se endurecerá y tras el horneado mantendrá mejor la forma.



Horneamos:

Precalentamos el horno a 190ºC con calor arriba y abajo.

Sacamos el pastel del frío, pintamos la superficie con el huevo batido e introducimos en el horno alrededor de 60 minutos o hasta que la parte superior tome un bonito color dorado.

En caso de que comience a dorarse demasiado rápido, podemos taparlo a mitad de cocción con una hoja de papel de aluminio y terminar de hornear de este modo.

Sacamos y dejamos enfriar por completo antes de consumir.

En el momento de servir podemos decorarlo con pequeñas flores y acompañarlo de una bola de helado.

CONSERVACIÓN: Una vez frío podemos guardarlo en el frigorífico en el propio molde cubierto con film o bien desmoldarlo e introducirlo en un recipiente hermético. Aguanta en perfecto estado de 5-6 días.


Comentarios

Claudia dijo:

Hola Silvia, habitualmente se hace con ellos lo que comentas -servir la tarta en ellos. Como son cerámicos, no se rallan, y puedes cortar la tarta o quiche o lo que hayas preparado en ellos directamente en el molde. Son tan bonitos, que ofrecen muy buena presentación :) Pero si por algún motivo deseas desmoldarlo, por mi experiencia te diría que si lo has untado previamente con mantequilla o spray desmoldante, y si la tarta está bien echa (verás la tarta incluso algún milímetro separada de las paredes del molde), sólo girando el molde te saldrá la tarta sin problemas. Saludos!!

silvia dijo:

Hola, me gustaría saber si este tipo de moldes se puede desmoldar y de que manera, o lo normal es dejarlo dentro.

Un saludo

Gracias

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