La celebración de Halloween es muy popular hoy en día, pero afortunadamente todavía quedamos muchos que preferimos un buen abrigo delante de una fogata, calentar las manos con un puñado de castañas calientes y un buen vaso de moscatel en buena compañía. Sin trucos y sin tratos.
Si bien soy consciente de que los tiempos cambian y la forma en que afrontamos ciertas celebraciones se va adaptando al mundo más moderno, creo que no podemos dejar perder la que siempre ha sido la reina de las celebraciones en otoño: magosto en unas zonas, castañada en otras, o amagüestu o chaquetía son otros preciosos nombres que recibe esta preciosa tradición, especialmente común en toda la franja norte.
Muchas de estas celebraciones tienen su raíz en la recolección de las castañas: antaño eran muy preciadas, ya que eran la base de la alimentación de la población, tanto como fruto fresco, como seco y molido (en forma de harina). A finales de octubre y principios de noviembre se celebraba su cosecha, con una fiesta alrededor del fuego, con música, bailes y vino. Con la llegada del maíz y la patata de América, la castaña fue perdiendo relevancia, y las fiestas fueron cambiando según la zona, a pesar de preservar ciertas similitudes como son el fuego y las castañas bien asadas.
Para poner mi granito de arena para que esta celebración vuelva a ganar la fuerza que se merece, hoy os hablaré de lo que conozco mejor, la castañada, y de cómo asar castañas en casa, ¡Porque es un auténtico placer disfrutar de ellas todo el otoño y parte del invierno!
Historia de la castañada
La Castañada se celebra en Cataluña y Aragón el día de Todos los Santos, el 1 de Noviembre. Se dice que esta tradición proviene del hecho que los campaneros hacían sonar las campanas desde que se ponía el sol a media tarde hasta el amanecer. Así, recordaban a toda la población de orar por los difuntos.
Pero esa tarea era ardua y terminaban agotados, y para reponer fuerzas se servían de las castañas, dado que es un fruto muy energético, y lo acompañaban de moscatel u vino dulce.
Esa tradición se hizo tan popular en el siglo XVIII que los vendedores aprovechaban para vender las castañas bien tostadas, y así apareció la figura de "la castañera", de la que se han hecho varias canciones que los chiquillos cantan hoy en día a lo largo de todo el otoño.
Por todo ello hoy en día es típico comer castañas y moscatel el día de los difuntos. En muchos pueblos se prepara una hoguera y se asan castañas, que se acompañan además de panellets y boniatos. Aparece en la plaza también la castañera, que ha bajado de la montaña para contar alguna historia a los chiquillos del pueblo, quienes la rodean y escuchan con atención.
En las ciudades tal vez no se celebra la castañada de la forma más tradicional, pero sí encuentras muchos sitios en la calle donde hay un puesto de asar castañas, que se llena especialmente ese día. Y por las escuelas hace también su aparición la castañera, quien reparte castañas y panellets entre los pequeños, escuchan historias y cantan canciones.
Cómo asar castañas en casa
Si bien te animo a salir a celebrar la castañada al lado de una hoguera la noche del 31 de octubre, te invito también a asar castañas en casa siempre que te apetezca. No tiene ninguna complicación y son todo un éxito en casa.
De veras, asar castañas es lo más fácil del mundo, solo tienes que:
- Con un cuchillo bien afilado* realizar un corte transversal o un corte en forma de cruz en todas las castañas (para evitar que exploten al asarlas).
- Poner las castañas en una sartén para asar castañas. Ni agua, ni aceite, ni... no tienes que añadir nada más que las castañas.
- Ve meneando la sartén o remueve las castañas con una espátula, para que las castañas se vayan asando por todos los lados.
- Cuando las castañas estén bien tostadas, retíralas del fuego y déjalas envueltas en un trapo o en papel de periódico.
Pasados unos minutos las puedes pelar y disfrutar.
Sartén de asar castañas De Buyer
*Resulta muy curioso y relevante, que nos llegue desde Francia el cuchillo para castañas y ajos: el Opinel para castañas, venido de Francia, nos revela la tradición y habitual uso de este fruto seco. Tiene una punta super afilada para poder penetrar en la cáscara de la castaña fácilmente y aplicarle ese corte tan necesario.
Si no tienes aún tu sartén para asar castañas, te invito a probar la de De Buyer. Es fantástica porque puede ir en todos las fuentes de calor (gas, vitro, inducción, barbacoa o en la chimenea) y tiene un grosor como ninguna, repartiendo muy bien el calor y dejando claro que te durará toda la vida.
Lo bueno de las sartenes para castañas es que, al no tener que añadir ningún condimento líquido y dado que las castañas son también un alimento seco, no tienes que lavar nunca la sartén (sólo pasar un papel de cocina para retirar algún resto de piel). Te recomiendo, eso sí, guardarla envuelta en papel de periódico, en un trapo o en una bolsa, para no dejar polvo negro en el armario ni ensuciar el resto de sartenes. Es la única precaución que deberás tomar.
Comentarios
María dijo:
Buenas tardes. Soy una glotona d castañas. Me encantan. Me gustaría si es posible alguna recetas d bizcochos y mus de castañas. Así que es mi reto para Claudia&Julia. Gracias
Ángela Báez Pando dijo:
Yo la tengo y estoy comiendo castañas todas las tardes. Qué compra más buena. Tardan poquísimo en hacerse. Buenísima la sartén.
claudia dijo:
Cómo me alegro, Mirari!! A disfrutar de todas las castañadas que viguen entonces, tienes una sartén eterna :) Saludos!
mirari dijo:
adquiri hace unos días la sartén para asar castañas y va de fábula.