Rosa, autora de Pemberley Cup&Cakes, nos trae una receta típica americana. Se trata de los clásicos huevos Benedict, acompañados de sus English muffins, unos panecillos que disfrutarás hacer en casa y a los que sacarás mucho partido, porque puedes combinarlos con mil y un ingredientes. ¡A por la receta!

 

La receta de hoy, estos célebres huevos Benedict, es todo un icono del cada vez más venerado brunch estadounidense que hoy por hoy no hace más que ganar adeptos fuera de sus fronteras. Y no es de extrañar, porque es una solución irresistible para esas mañanas en las que el despertador nos da un respiro y nos apetece disfrutar de un buen desayuno sin prisas, saboreando cada bocado sin importar perder la noción del tiempo.

Una de las claves fundamentales de los huevos Benedict son los English muffins, que nada tienen que ver con los populares dulces con los que comparten nombre y que tantas semejanzas tienen con nuestras magdalenas: los muffins americanos. En este caso, sin embargo, nos referimos a una especie de panecillos no dulces y elaborados con una masa levada ligeramente enriquecida, que inicialmente se tuestan al fuego para terminar de cocerse totalmente en el horno.

Para conseguir unos auténticos huevos Benedict, habremos de añadir a la ecuación, además, una indispensable loncha de bacon (originalmente canadiense, aunque cualquier otro tipo es igual de válido), un huevo pochado o escalfado y su imprescindible dosis de salsa holandesa. Vamos, una combinación prácticamente irresistible para deleitar al paladar más exigente.

En definitiva, estamos ante un bocado verdaderamente especial para el que tendremos que dedicar, eso sí, un poquito de tiempo y atención. Pero ¿no lo merecen todas las cosas realmente especiales?

 

Cafetera Chemex, huevera Tellier, parrilla cuadrada lisa Le Creuset, pochador de huevos Tellier, tabla de madera de acacia T&G, lechera de gres Le Creuset, tarro para mermelada Le Creuset y mantequillera Le Creuset.

Ingredientes (para 4 personas)

Para los English Muffins:

  • 100-125ml de leche templada
  • 60ml de agua templada
  • 7gr de levadura fresca de panadería
  • 200gr de harina de fuerza
  • 6gr de azúcar blanco
  • ½ cucharadita de sal
  • 10gr de mantequilla sin sal
  • Harina de maíz (no Maizena), para espolvorear
  • Aceite de girasol para engrasar

Para la salsa holandesa:

  • 2 yemas de huevos camperos
  • ½ cucharada (7,5ml) de zumo de limón
  • 75gr de mantequilla sin sal, derretida
  • Sal y pimienta negra molida
  • Nuez moscada molida o cayena molida, según preferencia personal

Para los huevos escalfados y compañía:

  • 4 huevos camperos
  • 1 cucharada de vinagre o zumo de limón
  • Sal y pimienta negra molida
  • 4 lonchas finas de bacon ahumado a la plancha o de jamón cocido, según preferencia personal
  • Mantequilla para untar
  • Cebollino para decorar
  • Espárragos trigueros para acompañar (opcional)

 

Elaboración

De los English Muffins

  1. En el cuenco de nuestra amasadora, equipada con el accesorio de gancho (o en un cuenco grande y la ayuda de una cuchara de madera), añadimos 100ml de la leche y el agua templadas (¡nunca calientes!; unos 45ºC aprox.), desleímos la levadura y removemos hasta combinar.
  2. Añadimos entonces la harina, el azúcar y la sal, por este orden, y mezclamos suavemente hasta que quede todo más o menos integrado. Si viéramos que tras mezclar aún quedaran algunos restos de harina sin incorporar a la masa, podremos añadir los 25ml de leche restantes progresivamente mientras seguimos mezclando.
  3. Seguidamente, incorporamos la mantequilla y amasamos hasta que quede todo perfectamente integrado durante unos 6-7 minutos (algo más si amasamos a mano) y obtengamos una masa elástica y lisa que se despegue fácilmente del cuenco o de nuestras manos. Cubrimos entonces con un paño limpio y dejamos reposar durante unos 5 minutos.
  4. Mientras tanto, engrasamos el interior de un cuenco grande (podemos volver a utilizar el anterior, bien lavado y seco) con una fina película de aceite de girasol. Damos forma de bola a la masa y la colocamos en el interior del cuenco, asegurándonos de que queda bien impregnada por toda la superficie. Cubrimos con film transparente y dejamos levar en un lugar cálido y alejado de las corrientes de aire durante 1 - 1½ horas o hasta que doble su volumen.
  5. Pasado este tiempo, desgasificamos la masa pinchándola con un dedo hasta tocar la base del cuenco y dejamos que se relaje unos 5 minutos antes de traspasarla a la superficie de trabajo.
  6. Mientras tanto, preparemos una bandeja amplia recubriéndola con papel vegetal de hornear y espolvoreamos toda la superficie con harina de maíz.
  7. A continuación, dividimos la masa en 4 porciones iguales con ayuda de un cuchillo grande y bien afilado (nunca romperemos la masa con las manos) y formamos una bola con cada una de las porciones. Es muy útil contar aquí con una báscula de cocina para que todos nuestros muffins acaben teniendo las mismas dimensiones.
  8. Seguidamente, colocamos las bolas de masa sobre la bandeja que habíamos preparado y espolvoreamos de nuevo un poco más de harina de maíz sobre ellas. Cubrimos con film transparente, cuidando de no oprimir la masa (el film ha de quedar holgado para que los muffins tengan espacio para crecer) y dejamos levar durante 1 hora más en las mismas condiciones que durante el primer levado.
  9. Poco antes de que finalice este tiempo, precalentamos el horno (eléctrico y sin aire) a 200ºC y colocamos la rejilla a media altura.
  10. Igualmente, calentamos una plancha a fuego medio hasta que esté bien caliente. Yo he usado ésta de Le Creuset porque, además de dar unos resultados siempre impecables, puedes introducirla también en el horno, que será nuestro próximo paso.
  11. Tostamos nuestros muffins en la plancha durante unos 5-7 minutos por cada lado hasta que queden bien dorados pero sin que lleguen a quemarse.
  12. Seguidamente, introducimos la plancha con los muffins en el horno y horneamos durante unos 10-12 minutos más para que se terminen de hacer bien por dentro.
  13. Retiramos del horno y los dejamos enfriar sobre una rejilla al menos durante unos 30 minutos antes de rellenarlos o consumir.

De la salsa holandesa

  1. Colocamos un cazo mediano con agua a fuego suave para tener listo el baño María en el momento en que vayamos a colocar la mezcla de yemas.
  2. Mientras tanto, en un cuenco mediano resistente al calor, preferiblemente de cristal, batimos enérgicamente con las varillas las yemas de huevo junto con el zumo de limón hasta que dupliquen su volumen inicial y adquieran un color visiblemente más pálido.
  3. A continuación, y sin dejar de remover, colocamos el cuenco con las yemas al baño María, asegurándonos que la base del cuenco nunca llega a entrar en contacto con el agua, y seguimos removiendo durante unos minutos más hasta que la mezcla empiece a coger calor.
  4. Seguidamente, empezamos a añadir la mantequilla derretida de manera gradual, removiendo con cierta presteza y en todo momento a lo largo del proceso, hasta que la mezcla emulsione y empiece a espesar. Si acabara quedando demasiado espesa, siempre podemos añadir algo del agua del baño María, cucharadita a cucharadita, hasta obtener la consistencia deseada, es decir, si sumergimos una cuchara en la salsa y pasamos la yema del dedo por el reverso, la señal ha de quedar bien marcada.
  5. Retiramos entonces el fuego, salpimentamos al gusto y combinamos de nuevo.
  6. Finalmente, colocamos nuestra salsa holandesa en un recipiente aparte y cubrimos de inmediato con film transparente, asegurándonos de que queda totalmente en contacto con la superficie de la salsa para evitar que se forme una película reseca en la superficie mientras seguimos con el resto de la receta. Reservamos a temperatura ambiente.

De los huevos escalfados

  1. Llenamos con agua hasta unos 10 cm una cazuela o cazo medianos, añadimos una pizca de sal y llevamos a ebullición suave (es decir, sin que llegue a borbotear el agua).
  2. Engrasamos el pochador de huevos con un poco de aceite de oliva y la ayuda de un pincel de cocina y colocamos el huevo (sin cáscara) directamente en su cavidad.
  3. Añadimos entonces el vinagre o el zumo de limón al agua (esto ayudará a que la clara del huevo se cuaje mejor), sumergimos el pochador de huevos con el huevo y dejamos que se poche sin tocarlo durante unos 3 ½ - 4 minutos, según prefiramos el punto de la yema.
  4. Extraemos el pochador y, con ayuda de una cuchara sopera, separamos primero con cuidado el huevo del recipiente. Posteriormente lo retiramos ayudándonos también de una segunda cuchara y depositamos en una fuente hasta su uso.

Montaje de los huevos Benedict

  1. Abrimos los English Muffins por la mitad*, los tostamos ligeramente por la cara cortada y untamos generosamente con mantequilla.
  2. A continuación, colocamos primero una loncha de bacon (o jamón cocido) sobre 4 de las mitades, seguida de un huevo escalfado, que salpimentaremos al gusto.
  3. Finalmente, dejamos caer una buena ración de salsa holandesa sobre el huevo, sazonamos con una pizca de nuez moscada o cayena molida y terminamos de decorar con un poco de cebollino picado.

Según la tradición, no hay como un puñado de espárragos trigueros a la plancha con su punto de sal para acompañar este delicioso plato. Aun así, aunque la combinación no podía ser más acertada, este último detalle lo dejo ya a vuestra elección personal.

 

Cafetera Chemex, pochador de huevos Tellier, tabla de madera de acacia T&G, taza tipo mug Le Creuset, tarro para mermelada Le Creuset y mantequillera Le Creuset.

Notas

  • *Para mantener la textura esponjosa de nuestros English muffins es preferible abrirlos con un tenedor, perforando su contorno en lugar de usar un cuchillo, de esta forma se mantienen abiertos los agujeritos y cráteres de su miga y la mantequilla penetrará bien a fondo.
  • Además de utilizarlos como base para los huevos Benedict, los English muffins se pueden consumir acompañados de todo un sinfín de opciones y combinaciones, tantos saladas como dulces, a cada cual más irresistible: mantequilla y mermelada, lemon curd, queso crema y salmón ahumado, jamón y queso, espinacas, queso feta y tomates secos y un largo etcétera.
  • Para convertir tus huevos Benedict en otra de las delicias del brunch, algo menos popular aunque no menos exquisita como son los huevos florentina, tan sólo has de sustituir el bacon o jamón por espinacas salteadas con un poco de cebolla picada. Increíble igualmente, ¿no crees?
  • En caso de pochar o escalfar los huevos a la manera tradicional (sin el pochador de huevos), el procedimiento es exactamente el mismo, sólo que, para conseguir que el huevo quede lo más compacto posible, removeremos el agua con una cuchara hasta que se forme una especie de remolino en el centro, justo donde dejaremos caer el huevo con todo el cuidado posible. Una vez se haya cuajado al punto deseado, lo retiraremos con una espátula rasera.

Quizás hayáis intuido que ésta es una de esas recetas por las que siento verdadera debilidad, lo que suele suceder desde el momento en que la pruebas por primera vez. Seguro que no soy ni seré la única...

 

Un abrazo,

Rosa

Comentarios

Claudia dijo:

Qué buena forma de empezar la mañana, Yvette! Un abrazo!

Yvette dijo:

¡me encanta esta receta!
Este domingo ha sido el día de probarla por nosotros mismos y después de un paseo o vuelta al monte no hay mejor manera de disfrutarlo.
Ese toque de limón mezclado con la mantequilla y el bacon es perfecta. Para mi gusto no pueden faltar los espárragos trigueros. :-)

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